En medio de los problemas que se han acumulado en la frontera norte —violencia, tráfico de drogas y tensión política—, este jueves 11 de diciembre se reunió nuevamente en Ciudad de México el Grupo de Implementación de Seguridad México–Estados Unidos. Fue un encuentro más discreto que el anterior, pero con la intención clara de revisar qué está funcionando y qué sigue atorado en la cooperación, sobre todo ante el avance del fentanilo, que ya preocupa en ambos países por igual.
Un repaso a los avances… y a lo que falta
Los equipos retomaron lo hablado en la primera sesión, realizada en septiembre en McAllen, Texas. Algunos funcionarios comentaron que, aunque se han hecho ajustes, el problema del crimen organizado se mueve más rápido que los acuerdos. El tema del fentanilo volvió a ocupar la mesa; nadie lo dice abiertamente, pero hay la sensación de que el ritmo de respuesta ha quedado corto frente a la expansión de esta droga.
Soberanía, límites y la delgada línea de la cooperación
La representación mexicana insistió, nuevamente, en que no habrá operaciones militares estadounidenses dentro del territorio nacional. No se trató de un regaño, pero sí de un recordatorio directo: cooperación sí, intervenciones no. Aun así, dejaron ver que quieren mantener el diálogo abierto para evitar malentendidos que puedan escalar.
Desde Washington, y con una estrategia que todavía arrastra elementos del periodo de Donald Trump, se busca reforzar la vigilancia fronteriza y mejorar el intercambio de información. Funcionarios estadounidenses reconocieron que el reto consiste en mantener una presencia más efectiva sin cruzar las líneas que México considera intocables.
Una alianza que avanza con pasos cortos
Entre los asistentes hubo coincidencia en algo: este no es un problema que se resuelva con una reunión ni con un memorándum bien redactado. Entre la migración, la inseguridad y la disputa entre cárteles, el escenario es volátil. De ahí que ambos gobiernos insistan en que la relación se sostiene en un equilibrio frágil entre seguridad y respeto institucional.
Lo que queda después de la reunión
Al cierre del encuentro, quedó claro que varias mesas técnicas seguirán trabajando en paralelo. No se anunciaron decisiones espectaculares, pero sí se mantuvo la idea de ajustar la estrategia conforme la dinámica del narcotráfico cambia. Funcionarios de ambas partes hablaron de seguir “corrigiendo sobre la marcha”, porque el entorno obliga a hacerlo.
Por ahora, la apuesta es sostener el diálogo y evitar choques innecesarios. Puede no ser la solución definitiva, pero es lo que permite avanzar sin romper puentes en un asunto que, por su complejidad, exige constancia más que gestos grandilocuentes.
