En México, los accidentes viales asociados al consumo de alcohol forman parte de una escena que se repite todos los días. Sirenas, patrullas detenidas y vehículos dañados al costado del camino. En promedio, 47 accidentes de tránsito relacionados con el alcohol ocurren cada día en el país. Son cifras que se repiten con frecuencia, pero que siguen teniendo un impacto directo en la vida de miles de personas.
La urgencia detrás de cada cifra
Durante 2023, se registraron cerca de 381 mil incidentes viales. En muchos de ellos, el alcohol fue un factor presente. El riesgo no es marginal: después de beber, la probabilidad de sufrir un accidente puede aumentar hasta siete veces. Es un dato conocido por autoridades y servicios de emergencia, pero que continúa reflejándose en los reportes diarios.
El reto en territorios y comunidades
El impacto de estos accidentes no es el mismo en todo el país. En zonas rurales y en carreteras con alta circulación, la vigilancia suele ser limitada y la prevención llega tarde. Más allá de los daños materiales, los choques dejan consecuencias humanas. Las muertes por hechos viales siguen ubicándose entre las principales causas de fallecimiento y afectan de forma directa a familias y comunidades completas.
Campañas y esfuerzos en curso
Frente a este escenario, organismos especializados y programas de seguridad vial mantienen campañas enfocadas en reducir la conducción bajo los efectos del alcohol. El mensaje es reiterado, pero necesario: no manejar después de beber. Las acciones buscan disminuir riesgos en calles y carreteras, tanto para conductores como para peatones y pasajeros.
Seguridad vial, una tarea colectiva
La atención al problema pasa por controles, educación y decisiones individuales. En un país donde las carreteras conectan regiones enteras, reducir los accidentes relacionados con el alcohol sigue siendo un pendiente. Muchas de estas tragedias podrían evitarse con una elección distinta antes de tomar el volante.
