Una estrategia con doble filo para la producción local
El sector productivo nacional ya estaba bajo presión por la inseguridad y el desplome en la confianza empresarial. Ahora enfrenta un desafío adicional: las barreras arancelarias buscan fortalecer la industria mexicana, pero encarecen insumos y bienes de uso cotidiano como ropa y electrodomésticos. Los primeros análisis oficiales anticipan una contracción del 0.4% en el producto interno bruto para 2025, un dato que pone a prueba la paciencia y la estrategia de los especialistas, aunque se arroja una expectativa de recuperación hacia 2026.
El Congreso toma la batuta en medio del estruendo
En el terreno legislativo, la Cámara de Diputados reaccionó con una reforma que abarca más de mil fracciones arancelarias, con foco especial en el sector textil. Este ajuste pretende blindar la economía frente a la escalada de tensiones comerciales y minimizar el riesgo de sanciones por parte de socios clave, entre ellos Estados Unidos.
Incertidumbres y desafíos que persisten
Los ajustes no logran silenciar del todo las preocupaciones. La persistente inseguridad y la falta de gobernabilidad siguen socavando la llegada de capital extranjero. Los datos muestran una caída acumulada de la inversión del 7.6% en lo que va del año. Para varios expertos, sin reformas estructurales profundas y una política económica coherente y coordinada, estos paquetes arancelarios podrían quedar lejos de ser la solución definitiva.
Señales de recuperación y la ruta hacia un nuevo equilibrio
Hay indicios de que la economía comienza a encontrar cierta estabilidad: el PIB registró un crecimiento de 1.2% en la primera mitad de 2025, disipando la sombra de una recesión técnica. Sin embargo, el camino sigue lleno de retos. La urgencia de una reforma fiscal que permita un manejo más eficiente de las finanzas públicas y que reactive el dinamismo productivo no pierde vigencia.
Un futuro en construcción entre ajustes y expectativas
En un escenario marcado por la tormenta comercial y económica, México se mueve con cautela. Los próximos meses serán decisivos para medir el impacto real de las reformas y la capacidad del país para recuperar la confianza necesaria en los sectores productivos e inversionistas. La estabilidad y el crecimiento sostenible hacia 2026 dependerán en gran medida de la implementación efectiva y coordinada de políticas que conjuguen seguridad, economía y apertura.
