El sistema de pensiones en México vuelve a ser centro de atención tras las recientes declaraciones de Carlos Slim Helú. El empresario más reconocido del país abrió una discusión que toca una fibra sensible: la viabilidad y el futuro de la jubilación para millones de mexicanos. Sugirió aumentar la edad para retirarse hasta los 75 años, tanto para los usuarios del IMSS como del ISSSTE, y además planteó eliminar la Pensión Bienestar, el apoyo bimestral de poco más de 6,200 pesos que reciben miles de adultos mayores.
Una propuesta que sacude el equilibrio vigente
Poner sobre la mesa un aumento tan considerable en la edad de retiro tiene múltiples repercusiones. Según Slim, el esquema actual resulta insostenible en el contexto económico y demográfico de México. Su planteamiento no se detiene ahí: en lugar de ofrecer pensiones o subsidios tradicionales, propone incentivar la creación de empleos formales para quienes ya han superado la edad laboral establecida. La idea es que esas personas regresen al mercado laboral, aporten de nuevo productividad y alivien las finanzas públicas.
Esta aproximación, aunque intenta responder a desafíos reales, ha generado un intenso debate social. En México, un cambio tan profundo modifica no solo el sistema de seguridad social, sino también el tejido mismo que sostiene a millones de jubilados y pensionados. La noción de alargar el tiempo activo y eliminar ciertos apoyos implica replantear el compromiso del Estado con su población adulta mayor.
Contexto y reacciones frente a un sistema bajo presión
Las autoridades y el sector social observan atentos cómo estas ideas cobran fuerza justo cuando el sistema de pensiones enfrenta dificultades financieras crecientes. El planteamiento de Slim se inserta en un contexto donde las finanzas públicas deben equilibrar la demanda creciente por recursos con la capacidad real del país. La propuesta no es únicamente económica, también tiene un claro componente social y político que abre interrogantes sobre la protección y el bienestar de las generaciones mayores.
El pulso entre sostenibilidad y derechos sociales
En la balanza están el costo fiscal y la seguridad económica de las personas que dependen de estas pensiones. Los detractores advierten que retrasar la jubilación y eliminar apoyos como la Pensión Bienestar podría poner en riesgo la estabilidad de quienes ya enfrentan limitaciones para generar ingresos. La expectativa al regresar al trabajo a edades avanzadas también genera inquietudes sobre las condiciones reales para estos empleos y la calidad de vida.
El futuro de las pensiones en México aún sin definir
El llamado de Carlos Slim abre un debate intenso sobre cómo debe evolucionar el sistema de pensiones frente a los cambios demográficos y económicos. Mientras las propuestas se discuten, el escenario permanece complejo. La búsqueda de un equilibrio entre la sostenibilidad financiera y la protección social parece ser el principal reto que enfrenta México para garantizar el bienestar de sus adultos mayores en las próximas décadas.
