En el tejido económico de México, las micro y pequeñas empresas sostienen buena parte del empleo formal, cercano al 70%. Sin embargo, en 2025 muchas de estas unidades enfrentaron una amenaza que no solo afectó sus balances, sino las historias y sueños detrás de cada negocio: la extorsión. Este delito, que parece extenderse con mayor fuerza en las regiones fronterizas, comenzó a dejar marcas profundas en la supervivencia de comerciantes y emprendedores.
Una tendencia alarmante en cifras y realidades
En los primeros seis meses del año, las autoridades registraron casi 6,000 víctimas de extorsión, una cifra que no se había visto en la última década. Pero no se trata solo de números en reportes o de estadísticas frías: son empleos que desaparecen, familias que pierden su ingreso y un conjunto de empresarios que enfrentan una presión constante y creciente. Las pérdidas económicas superaron los 21 mil millones de pesos, una cifra que golpea tanto a industrias locales como a la economía nacional.
La Estrategia Nacional Antiextorsión documentó decenas de miles de llamadas relacionadas con este delito en poco más de dos meses, un dato que refleja la magnitud y gravedad del problema. En efecto, la extorsión no solo cierra negocios; erosiona la confianza en las instituciones que deberían protegerlas, generando un círculo complejo donde la inseguridad obstaculiza el desarrollo.
Impacto social y llamado a la acción institucional
La pérdida de confianza no solo afecta al sector productivo; se extiende a la sociedad en general, al constatar cómo la extorsión mina la posibilidad de crecimiento y crea incertidumbre laboral. Organizaciones como Coparmex y Concanaco han levantado la voz para exigir castigos más estrictos y la implementación de estrategias coordinadas que frenen esta tendencia que, de no tratarse, puede profundizar la crisis en el ámbito de las pequeñas empresas.
Hacia una respuesta efectiva en 2026
La ruta hacia un cambio requiere, según especialistas y autoridades, no solo nuevas medidas sino vigilancia sostenida y compromiso constante. Para 2026, se esperan implementaciones que reduzcan el impacto de la extorsión sobre este sector vital. Sin embargo, el desafío está en mantener la cohesión institucional y el apoyo efectivo a quienes día a día sostienen el mercado formal mexicano.
Escenario actual y perspectivas
El avance de la extorsión en las micro y pequeñas empresas representa un reto que trasciende lo económico. Enfrentar este fenómeno implica proteger el motor que generan miles de empleos y defender el tejido social que impulsa comunidades enteras. La atención del Estado y la colaboración sectorial resultan indispensables para detener esta tendencia antes de que se convierta en una crisis irreversible.
